Unos de esos días donde no recuerdas nisiquiera el nombre del que vives, una lista de cosas por desechar, entre ellas la estupidez y recuerdos de ti conmigo.
Decidido a impulsar la acción emprendí el viaje a un lugar donde el tiempo parece detenerse.
Solo detenido por la voz de una dulce chica quien me pedia le encendiera un cigarrillo, me acerque a donde el cantinero ya hacía. Una vez ordenada mi bebida, dedique un corto tiempo para observar a mi alrededor, confusión, dolor, si bien es cierto que escaseaban las sonrisas y abundaban caras largas, todo tenia sentido, clarificada mi visión y con una persepción diferente, no pude evitar escuchar la platica de dos individuos, él de cabello corto y rostro desmejorado, ella de piernas largas y sonrisa de angel, hablando sobre roses que habian tenido con la vida.
Unos enfermos de amor y otros de gripe, pretendiendo encontrar el remedio para sus males, como si unas luces neón y vasos llenos e alcohol desvanecieran los sentimientos.
Solo hasta entonces decidí salir de la consulta.
danielcorcobado
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